ESTUDIANDO EN LA CIUDAD

Este año comenzé a estudiar en Santiago. Ha sido verdaderamente caótico. Micros, smog, delincuencia por mil, y mucha gente triste. Sí, creo que eso es lo que más me ha llamado la atención.
Si un día examinaramos a esos seres cabizbajos que se suben a esos monstruos amarillos, veríamos en ellos una melancolía dolorosa y contagiosa. En cualquier momento se tiran del Canal San Carlos y olvidan su existencia.
Lo mismo pasa en mi Universidad. Seres automatizados de ojos rojos y aliento alcoholizado. Sin un sentido para existir más que ellos mismos. Pocos son los reaccionarios que luchan por sus ideales, pero a esos se les tilda de locos. Locos idealistas que no saben nada de la vida en concreto. Esos que reaccionan ante las injusticias de los rectores, ante los actos turbios de los superiores, ante la pobreza académica porque creen que mereecen ser escuchados.
He visto mucho acá en Santiago. Muchas cosas malas y gente poco confiable. Falta luz, alegria, más colores. No basta tan solo con el Parque Forestal para que la gente pueda disfrutar. Gozar del aire libre, esperando que en cualquier momento te asalten y te dejen sin nada. Ojala puedan decirme, asegurarme, que una vida en Santiago es posible sin terminar estresado, sin querer matar al otro, sin pelear con un micrero....pero ese es otro tema.