Yo creo que pocas personas han sentido un cariño tan grande. Más allá de cualquier beso o de querer una relación, uno se aferra al cariño de otro y al contar con otra persona.
Alguien con la que viví tantas cosas, que estuvo en los momentos más tristes de mi vida como la muerte de mi abuela, o la tétrica imagen de estar los dos solos velando a abuelastro en una sala sin flores ni cruces.
También mis momentos más felices como viajar a Perú, conocer un avión, viajar al norte, caminar por un salar, cosas triviales y tontas como ir a un tenedor libre o hacerme adicta a una serie de tv con él. Era contar con un amigo. Lo otro era genial, pero yo contaba con él, con escucharlo y que él me escuchase, con abrazarlo si le dolía algo y él retarme para que fuera al doctor o si no sabía hacer algo.
Muchos dirán "sean amigos" pero tampoco sirve para él.
Y me borra de sus recuerdos, cuando él me enseñó que todos tienen sus historias y vivencias. Y me pide que lo odie. ¿Para qué? Si yo no quiero odiarlo.
Quería simplemente poder alcanzar su mano si necesitaba de alguien.